El lindo Bad Zwischenahn


Por: Norma Anaya

No lo había visualizado como un sitio único hasta que compartí algunas fotografías en redes, solo como lindas imágenes de una tranquila caminata del día durante mi estancia. 

Sin embargo, me da gusto que siempre hay alguien interesado en saber más, así que ahí va un poco de información sobre el Freilichtmuseum Ammerländer Bauernhäuser, en el norte de Alemania, algo así como el Museo al Aire Libre de Granjas de Ammerland.

El atractivo y pintoresco lugar muestra cómo era una granja en la zona por ahí del año 1700 y, sin haberlo siquiera imaginado, la atinada idea es actualmente uno de los complejos más antiguos en su tipo en el país europeo.


Este sitio único no pudo estar mejor pensado y planeado, ya que las antiguas estructuras que ahora forman parte del complejo, fueron traídas de otros lugares de la región y poco a poco se armaron en el lugar con la idea de mantener la historia viva.

Hoy, forman parte de la belleza y armonía del parque central Kurpark, de Bad Zwischenahn, el destino turístico más importante de la región, en el noroeste alemán.

La belleza del destino se centra no solo en el lago que domina el paisaje, sino en todo el atractivo natural que lo rodea y en donde se encuentra el museo como valor agregado para dejar huella de cómo fue la vida del campo en el pasado.

El museo al aire libre se fundó en 1910 y consta actualmente de 17 casas con techos de paja, incluidos establos y graneros, además de un espectacular molino de viento, que se distingue desde cualquier ángulo. 


Todos los inmuebles estuvieron en su momento en algún otro lugar de la comunidad, pero fueron demolidos en sus sitios originales, trasladados y reconstruidos en el parque entre 1910 y 1941

El molino de viento, estilo galería holandesa -una de las joyas del lugar-, se construyó originalmente en Westerstede en 1811. Lo adquirió la asociación a cargo del rescate de la historia de Bad Zwischenahn, para luego reconstruirlo en el parque en 1960, junto al resto de las estructuras.


Las casas, establos y graneros, muestran la forma en que vivían las personas en aquella época y, desde luego pueden visitarse.

En una de las antiguas estructuras funciona un restaurante de cocina tradicional alemana, que es un verdadero deleite, con todo y el Biergarten, además de los meseros, quienes portan con orgullo sus trajes típicos de la región para complementar la atmósfera.

Para todos quienes vivimos en el nuevo mundo, recorrer el lugar es especial, pues damos un salto al pasado, un pasado muy real en el viejo continente, con su muy particular toque alemán.

(Fotos: NA)


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