Llamado de bordadoras para proteger el arte textil

Foto: ONU TV

En la sede de la ONU en Nueva York, Cándida Jiménez Bojórquez, una mujer bordadora de la comunidad de Maní en Yucatán, llamó a las autoridades a proteger el patrimonio vivo y la calidad de vida de artesanas textiles y del bordado.

Esto, luego de dar a conocer algunos de los resultados del proyecto integral de la UNESCO con perspectiva de género a través del arte textil en Yucatán, que impulsa el organismo internacional.

Para abordar el panorama actual e impulsar transformaciones estructurales, la UNESCO implementa el proyecto “Desarrollo económico y social con perspectiva de género a través del arte textil", en 12 municipios de Yucatán, con auspicio de la Fundación Banorte y en colaboración con la Secretaría de la Cultura y las Artes, la Secretaría de las Mujeres y el Instituto Yucateco de Emprendedores del gobierno estatal.

En la iniciativa, la UNESCO identificó que el promedio general de ganancia de las bordadoras era de tan sólo 4%, con municipios que mostraron pérdidas desde el 34.3% hasta el 75.3%, a inicios del proyecto en 2023.

Después de un año y con la participación de más de 300 bordadoras, Cándida señaló que han logrado transformaciones positivas, incluyendo el involucramiento de 95 hombres, a través del eje sobre masculinidades articulado por la UNESCO para promover la sensibilización y contrarrestar la violencia y prejuicios de género.

En el evento “Combatir la pobreza y empoderar a las mujeres a través del patrimonio vivo”, en paralelo a la 68ª sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), Cándida expuso cómo las perspectivas culturales y de género guían el proyecto para la mejora económica y social de las mujeres bordadoras.

También hizo un llamado a las autoridades para reconocer y mantener su patrimonio cultural seguro, así como mejorar las condiciones de las artesanas a través de la apertura de más espacios para la venta y exposición.

Envió un mensaje a los hombres a involucrarse en el arte del bordado y derribar estereotipos de género a través del patrimonio vivo, pues este trabajo, dijo, no es exclusivo de mujeres: “Yo no tuve una carrera profesional, pero qué mejor carrera para mí que ser bordadora artesanal”.

Cándida enfatizó el llamado a las autoridades a realizar acciones o implementar herramientas para proteger su patrimonio y la calidad de vida de sus portadoras, como la iniciativa de establecer una certificación de autenticidad y la de declaratoria estatal del Bordado Maya-Yucateco como Patrimonio Cultural Inmaterial, que se discutirá en el pleno del Congreso de Yucatán el 18 de marzo.

Un reconocimiento que no sólo resaltaría la importancia cultural y simbólica del bordado, sino que también impulsaría acciones concretas para su preservación y promoción en los 106 municipios del estado.

UNESCO/Elisua López Vázquez

Jimena Prado Lebrija, directora de la Fundación Banorte, comentó que el grupo financiero está convencido del potencial de las mujeres de diferentes comunidades, por lo que seguirá promoviendo su participación en la toma de decisiones dentro de sus familias y comunidades.

“Necesitamos abrir camino a las nuevas generaciones de mujeres. Continuaremos creando alianzas, financiamiento y entrenamiento para eliminar la pobreza y las desigualdades que hay en todas las comunidades y estados de México. Es por eso que el testimonio de Cándida aquí es muy importante”, aseveró.

Loreto Villanueva Trujillo, secretaria de la Cultura y las Artes de Yucatán, destacó la integralidad del proyecto, en particular el trabajo con hombres: “el machismo es una de las principales barreras para las bordadoras y es importante trabajar con ellos en masculinidades responsables, que apoyen el trabajo de las artesanas”.

En la sesión 2024 de la CSW también participaron las artesanas textiles y del bordado: Juana Bravo, de Michoacán, y Carmen Vázquez, de Chiapas, quienes son parte del Consejo Asesor del Movimiento Original, uno de los principales programas de la Secretaría de Cultura de México.

El consejo promueve los derechos culturales, individuales y colectivos, en particular a través del arte textil. Durante la visita, las bordadoras se reunieron con autoridades nacionales e internacionales para compartir su experiencia y visitaron espacios culturales en Nueva York.